sábado, 27 de julio de 2019

Laberinto I

Me llevaste a un laberinto, encantada por tus misterios y tu dulce voz que escondían tu furia minotáurica. Me dejé embelesar y pasé los días más parecidos a la felicidad recorriendo los caminos de tu entramado, mientras mis pies sangraban con la aspereza de tus suelos. Cuando me di cuenta de mis heridas, nos prometimos escapar del laberinto hacia el cielo, dejando atrás este destino que encendía tu naturaleza . Más el cielo se tornó oscuro, dejé de sentirte las paredes, dejé de escuchar tu voz. Corrí sin guía recorriendo pasillos cada vez más oscuros donde de pronto se aparecía tu imagen. Te llamé en la desolación, en el frío de la incertidumbre. Los pasillos se hicieron cada vez más cortos, comencé a sentir que corría en círculos y finalmente te encontré en un pequeño solar. Yo sangraba.

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