miércoles, 8 de febrero de 2012

Nos veremos en Barcelona, ya verás, aunque no vas a morir. Curiosamente por culpa de mi hermano estoy en una etapa de escuchar The Smiths-Morrissey sin parar y ayer que escuchaba "There's a light" fue tu imagen la que se me vino a la mente, justo mientras tú soñabas. Con quién me gustaría morir... Pensé en ti mientras tú soñabas que pasabas tus últimos días conmigo. No sé qué signifique tu sueño o qué deseo esconde realmente pero definitivamente nos veremos y platicaremos y pasaremos mucho tiempo juntos y nadie morirá, al menos no literalmente. Good times for a change, siguiendo con los Smiths.

domingo, 5 de febrero de 2012

Dignidad

Y al fin, ¿qué es la dignidad? Dices esas palabras que el otro no va a decir. Pides perdón. Cedes.

Quizá no es tan malo si en el fondo lo haces por tí, por no quedarte despierta esa noche sintiendo el frío de la llegada de la primavera y duermes tranquila pensando que lograste conservar algo que supones valioso.

Y no habrá quien escuche

Estás sola. Lo que hagas o vayas a hacer lo vas a lograr por tu cuenta. No lo harás por alguien ni nadie lo hará por ti. Tú lo estás haciendo sola. Y te está yendo bien y estás logrando un montón de cosas. ¿Ves? Aquí dice que hay mucha suerte. No hay amor, pero tienes mucha suerte en tu vida. Sólo estás tú. Si lo ves así es muy bueno.

Y al final del día llego a trabajar en eso que estoy haciendo yo sola y estoy sola. Sin nadie con quien compartirlo, sin nadie a quien le importe. Ni amigos ni amor. Y ceno frente a la computadora en una casa vacía mientras pienso qué pasaría si volviera a marcarle a él y le dijera que viniera a tomarse una cerveza conmigo, como la primera vez, y estar para él y que él esté para mí, sólo a veces, sólo cuando él quiera. Pero que haya alguien, al fin, apenas cruzando la puerta. Y que piense en mí, conteste mis mensajes y prometa llevarme a comer algún día. Y me diga que envidia al hombre que me gusta, que me pida que lo quiera en el filo de su vulnerabilidad aunque luega vuelva a ser él mismo, quien siempre va a ser, frío e indiferete, cruel. Pero que pase un rato aquí y me bese a veces. Que me necesite a veces y me llame. Que diga mi nombre en la oscuridad. Que ponga su brazo, a veces, para que me recueste sobre él. Que responda cuando llame, aunque peleemos cuando viene.
Y no. No le hablaré porque estoy sola pero estoy haciendo muchas cosas y todas las estoy logrando sola. Y quien puede hacer tantas cosas solo no debe necesitar de alguien así, aunque no venga quien debe de venir. Y quién sabe ya si ese existe, el que dicen que llegará. ¿Si tarda tanto valdrá la espera? No lo sé. Y al fin, hay gente que me deja necesitarla y la necesito y estoy para ellos, para él. Sí hay un él. Y ahí está inalcanzable. No me importa ya alcanzarlo. Pero está para que le de tiempo, fuerzas y no está para darme tiempo ni fuerzas, ni nada. Y apenas pido algo se va y me quedo más sola, logrando las cosas por mí para mi para disfrutarlo todo yo nada más.
Y cae la noche y me quedo aquí escribiendo, viendo una pantalla que no cambia. Sigo haciendo cosas que querré contar y no habrá quien escuche.