miércoles, 24 de noviembre de 2010

Primera carta

Frente al portón, en una de las últimas noches de neblina sin frío, te encontré. Lo planeamos antes, como una posibilidad vaga. Pero esto era mejor, era real. Caminé con pasos largos, apresurados. No pude articular con claridad por mi agitación. No supe cómo expresarte el gusto de volverte a encontrar. Sé que mis ojos brillaron iluminándote todo. Estabas hermoso como la neblina, tan distante e inaprehensible pero cercano, envolviéndome toda.