martes, 17 de septiembre de 2013

Verano

El calor remanente del verano no ha amainado aún. Como tampoco las últimas brasas del fuego que por ti me quemaba. Pero ya son los últimos días. Y eso también me duele. En medio de la confusión y de la gente, un poco embriagada, alguien se acercó a mi y lo dejé llegar. Lo besé esa noche para borrar de mis labios el recuerdo de tus besos. Lo besé al día siguiente también. Pero fue todo en vano. El intento falló avivando momentáneamente unas llamas que sólo me chamuscaron. Pues ni sus besos de cautelosa pasión lograron opacar tus besos fríos pero dulces. Por las noches aún espero el calor de tus brazos y recuerdo la curva de los músculos en tus brazos al esperar recibirme. En la madrugada me despierto buscándote y no logro volver a dormir acosada por ese recuerdo y la falta de tu olor. 
Nunca fuiste mío del todo, siempre fuiste una sombra. Pero a veces fuiste tan real, a veces logré tenerte cerca, a veces me dejaste entrar y no logro dejarte ir. Tras muchos días aún te lloro lágrimas gordas que ruedan hasta perderse en el vacío que no cede. Mi soledad te pertenece a ti.

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